Uno de los placeres que más disfruto en la vida es escuchar música y, de vez en cuando, acompaño el momento con una copita de vino albariño para añadir sentimiento. Qué mejor que escuchar canciones que llegan al corazón y nos recuerdan amores consagrados o fallidos, nos transportan a una época en especial o que simplemente nos hacen enamorar de la vida; acostados(as) en una hamaca y mirando el atardecer.
El Trío Vegabajeño siempre ha sido uno de mis preferidos y crecí escuchando muchas de sus canciones como: En mi Viejo San Juan, La nieve de los años, Rosa dormida, Triste camino, La última carta; entre otras. Cabe señalar que, originalmente, el trío estuvo integrado por Fernandito Álvarez, Benito de Jesús y Octavio González; pero esta versión del grupo nunca grabó y tampoco cantaba a tres voces. Con la salida de Octavio (al ser reclutado por el ejército), se integró en el año 1945 José «Pepito» Maduro y con él, grabaron en el 1946. Esta agrupación quedó para la historia musical puertorriqueña como nuestro «trío nacional» y todavía hoy, suspiramos con cada una de sus joyas musicales.
(Audio canción La copa rota de Benito de Jesús)
En mi opinión, fueron varios los factores que abonaron a su éxito, pero brevemente destaco tres de ellos: talento, armonía musical e innovación. El talento que se forja a base de práctica, desarrollo de estilos propios y disciplina, siempre dará buenos resultados. Cuando se logra una armonía músical y de voces que cautiva, se distingue la agrupación de las demás y esto hace que logre un excelente posicionamiento. De igual manera, promover innovación permite que se avance (dentro del ofrecimiento y concepto musical) para dar espacio a lo nuevo que pueda añadir valor al grupo. Todo lo anterior, lo hacía el Trío Vegabajeño.
Este trío tenía integrantes con trayectorias musicales probadas y que ya eran conocidas. Cuando grandes músicos se unen para echar adelante un proyecto, grandes cosas suceden. A esto se añade que la armonía de voces era magistral. Sin embargo, junto a Pepito Maduro, fue que cantaron a tres voces (estilo creado por el Trío Los Panchos) siendo los primeros en hacerlo en la isla; marcando con ello, toda una nueva etapa llena de éxitos. Por eso señalo, que este trío promovía innovación. Otra muestra de esto, lo fue la posterior inclusión del requinto con Jorge Hernández.
No puedo dejar de destacar que otro atributo del trío, era contar con uno de los grandes compositores puertorriqueños, Benito de Jesús. Quién no recuerda canciones como Sigamos pecando, La copa rota, Brisas de Navidad y Cantares de Navidad; mejor conocida por «El ramillete». Este compositor tiene canciones que se han traducido a otros idiomas y es el autor de una de las canciones más famosas de Ecuador: Nuestro juramento. Esta última, convertida en un éxito (inmortal) en la voz del «Ruiseñor de América» o «Míster Juramento»; Julio Jaramillo.
Como parte de esta publicación, quería además destacar la figura de don Benito, el compositor. Por eso, el hijo de Benito de Jesús, Carlos Alberto de Jesús; respondió preguntas de este blog y compartió información acerca del trío y de su padre. Como cuestión de hecho, Carlos Alberto también desarrolló una carrera profesional como cantante. Grabó varias producciones discográficas y cosechó éxitos, especialmente, para las décadas del sesenta y setenta.
Lo primero que le pregunté, fue sobre la particularidad que (en su opinión) hizo del Trío Vegabajeño uno que siempre se distinguiera, sobresaliera y alcanzara tanta fama y reconocimiento. Carlos Alberto respondió que, «La particularidad más importante fue que el auténtico trío compuesto por Fernandito Álvarez, Pepito Maduro y mi querido viejo Benito de Jesús, fueron los que establecieron en Puerto Rico la modalidad de cantar a tres voces. Ellos grabaron por primera vez en 1946, siendo firmados por el sello RCA Victor Internacional, alcanzando un éxito sin precedentes a partir de ese año».
Al igual que en el repertorio de Felipe «La Voz» Rodríguez, se podía notar la influencia del tango convertido a bolero-tango en este trío. En esta línea, Carlos Alberto, relató varias anécdotas vividas entre su padre y el gran Bobby Capó. La primera que mencionó, ocurrió (en la época de los años 50) cuando el trío participaba en el Bloque del mediodía en el Radio Teatro El Mundo; hoy conocido como Fine Arts en Miramar.
Estando el viejo junto a Bobby Capó en el Manolo Bar (lugar preferido de todos los artistas) ubicado frente al Radio Teatro; le dice Bobby al viejo: “Bueno Benito, qué te parece el nuevo fenómeno musical, refiriéndose a Felipe Rodríguez. Yo no sé tú, pero yo voy a darle una canción, el hombre está vendiendo como nadie”. Y el viejo le contesta a Bobby: “Pues yo voy a hacer lo mismo, tengo un bolero-tango ya casi terminado que sé, que en su voz y estilo, será un éxito”.
Bobby, le dio El bardo, uno de sus más grandes éxitos. En cambio, el viejo no pudo darle su bolero-tango La copa rota, ya que Fernandito Álvarez al escucharlo, se enamoró del mismo y le suplicó que se lo dejara grabar a él y no a Felipe; resultando un breve enojo por parte de Felipe.

(Foto: cortesía de Carlos Alberto de Jesús)
Carlos Alberto, compartió que, «En una visita a Barceloneta, el gran escritor, músico y compositor puertorriqueño don Francisco “Paquito” López Cruz (en los años 30) coincide en un Ventorrillo del pueblo, donde se encontraba un jovencito Benito de Jesús (18 años), compartiendo con su guitarra junto a un grupo de amigos. Al escuchar su ejecución, don Paquito se le acerca y le dice: “Jibarito, tú tienes mucho talento, pero tienes que irte a San Juan, que es donde puedes tener futuro. Si te quedas aquí, no vas a progresar”. Y así emprendió viaje a San Juan aquel jibarito de Barceloneta, hospedándose en la casa de un tío materno en el Barrio Obrero de Santurce, Puerto Rico».
(Audio canción Cantares de Navidad de Benito de Jesús)
Carlos Alberto, aprovechó esta oportunidad para aclarar lo que entiende ha sido un error en la biografía del trío.
Como sabes, siempre se ha dicho que el Trío Vegabajeño se formó de manera informal en el Campamento Militar de Tortuguero y eso no es correcto. El nombre y la formación del trío, surge de forma improvisada en el programa radial de don Rafael Quiñonez Vidal en 1943. Hasta allí llegó un día, Fernandito Álvarez de Vega Baja, junto a Octavio González (apodado “El Colorao”) para presentarse como un dúo.
Es en aquel momento, cuando Fernandito se cerca a don Beno (quien para ese entonces era el director musical del programa), para pedirle que lo ayudara con su guitarra. A lo que el viejo accede y sin mucho tiempo para ir al aire, ensayan unos números; resultando en una tremenda acogida por el público radio escucha, quienes querían saber el nombre de aquella agrupación. Entonces, se le ocurre a Rafaelito Quiñonez Borrás, hijo de Quiñonez Vidal, quien fungía como coanimador, bautizarlos con el nombre de Trío Vegabajeño.
El Trío Vegabajeño viajó a muchos lugares y participó en diversas películas como Lamento borincano, grabada a principios de los años sesenta y en la que participaron actores de Puerto Rico y México. En todos los escenarios que se presentaron pusieron el nombre de la isla en alto. Eran aclamados, respetados y muy reconocidos, no solo entre sus seguidores sino dentro del gremio artístico local e internacional.

(Foto: cortesía Carlos Alberto de Jesús)
Este trío es símbolo de cultura y la remembranza de una época de oro en el pentagrama musical borincano, pero también de una etapa de grandes retos sociales y económicos. Este trío fue el primero que grabó, una de nuestras canciones íconos, En mi Viejo San Juan de Noel Estrada. También grabaron la canción Tragedia de Viernes Santo de Rafael Hernández; inspirada en hechos reales. Este trío cantó a nuestros soldados y deleitó a toda una generación que encontraba en su música esparcimiento y alegría en medio de las dificultades.
Fotos de algunas carátulas de producciones musicales del Trío Vegabajeño
El hijo de Benito de Jesús, indicó que su padre llamaba a su gran inspiración «musa», y que sus letras eran poemas musicalizados. «La mayoría de sus más grandes éxitos, como Nuestro juramento, Cantares de Navidad (El ramillete) Brisas de Navidad, Vuelve, Sigamos pecando, No sigamos pecando, De rodillas, y muchas más; fueron escritas en su “Chevrolito” cuando viajaba todos los días de Barceloneta a San Juan, al Bloque del mediodía», señaló.

Foto: cortesía Carlos Alberto de Jesús
Asimismo, Carlos Alberto expresó que su padre fue el primer compositor latinoamericano en recibir el Lifetime Achivement Award . «En la década de los 90, don Beno fue reconocido y premiado por la Asociación Americana de Compositores, Publicadores y Editores, conocida por sus siglas en inglés ASCAP, con el Lifetime Achivement Award a su trayectoria artística. Hasta ese entonces, el mismo solo era otorgado a compositores anglosajones».