Se acerca el 8 de marzo, fecha en que se conmemora el Día Internacional de la Mujer, institucionalizado por las Naciones Unidas en 1975. Por eso, durante todo el mes se realizan actividades alusivas a la mujer y se lee una infinidad de mensajes de felicitación. En lo personal, primeramente, agradezco a todas las mujeres que, a lo largo de la historia y desde diferentes lugares del mundo, sacrificaron hasta su vida para que tengamos derechos y se nos trate con respeto. Asimismo, admiro a las que hoy, siguen luchando con esa misma fuerza y por el mismo objetivo. Falta mucho camino por recorrer; pero no se puede negar que hemos avanzado.

En esta fecha, debemos reconocer y aprender de esas mujeres que sacaron la cara por el género y lucharon para que se les hiciera justicia a todas. Debemos honrar ese legado que hoy disfrutamos, apoyar a quienes continúan esa lucha y ser un ejemplo para cada niña del mundo. La mujer ha tenido que enfrentar grandes retos en prácticamente, todos los sectores para conseguir que se le trate en igualdad de condición con respecto al hombre. Debo señalar, que si es valioso que una mujer luche por las mujeres; también es honroso, cuando un hombre se une al esfuerzo apoyándola.

Para mí, la igualdad comienza en cualquier lugar. Una vez, estando en un ascensor, un hombre buscaba la manera de moverse para que yo saliera primero y le dije: «No se preocupe, pase usted». Estando afuera, me preguntó: «¿Por qué me dejó salir primero del ascensor?» Le respondí: «Porque si creo en la igualdad, salir después de usted no me debería ofender». Yo sé que a eso le llaman «caballerosidad», pero la mujer puede ofrecer el mismo nivel de cortesía que un hombre porque, ante todo, debe sentirse segura de sí misma.

Como profesional (aunque no haya sido impedimento para lograr mis metas) sí me han pagado menos por realizar el mismo trabajo que un compañero hombre. Los cambios y transformaciones socioculturales toman tiempo; pero no se puede dejar de atender el asunto. Hablando del ambiente triófilo o de boleristas, que sabemos predomina el género masculino, las mujeres (músicos y cantantes) también han dado su batalla para que la remuneración sea equitativa a la que reciben los boleristas o tríos integrados por varones. En mi caso, como comunicadora en este sector musical, agradezco que productores varones me den la oportunidad de trabajar promocionando sus eventos o como talento. Los artistas, músicos, musicólogos y demás figuras masculinas relacionadas a este ambiente; jamás han hecho algo para atentar contra este medio (el blog) porque sea una mujer quien lo lidera.

A veces me preguntan si por ser mujer, es que no consigo auspiciadores para mi blog y respondo que no lo creo así. Más bien se debe a que las firmas comerciales, no encuentran valor en patrocinar el blog aun cuando educa, informa y entretiene. No ven la importancia de este género y concepto musical porque desconocen su aporte a la cultura puertorriqueña. Bueno… tampoco soy vendedora de profesión; zapatero a su zapato. El punto, es que como mujer tampoco justifico un fracaso señalando que se debió a que me discriminaron de alguna manera.

Más importante que felicitar a la mujer (por el hecho de ser mujer) es que se le reconozca su aportación a la sociedad en todos los ámbitos. Que se le respete, remunere y ofrezcan las mismas oportunidades que a los hombres. La mujer lucha por sus derechos, alcanza sus metas, aporta a la sociedad, provee al hogar, lidera grandes batallas y provoca cambios trascendentales. Entonces, no merecemos recibir más por hacer lo mismo que otros, pero tampoco menos. Cabe destacar, que esto también aplica a las personas que quieren aportar a su país, pero sufren discrimen porque no se identifican con ningún género. Y es que, al final de día, la dignidad del ser humano debe ser inviolable y no debería importar otros aspectos como los inherentes al género, procedencia o condición social.