No sé si les pasa que a veces damos una premisa como cierta, simplemente por uso y costumbre y no porque en el fondo, la hayamos analizado. Así que sería bueno comprender un poco si eso que dicen de que «la música es el idioma universal» es real o una premisa pegajosa por escucharse simpática y bonita. En mi opinión, sí es un idioma universal y aunque lo descubrí el día que en verdad lo sentí, quisiera explicarles porqué pienso de esta manera. Veamos primero las tres palabras por separado: música, idioma y universal sin que lo expuesto a continuación pretenda ser visto como una definición exacta, por supuesto.
La música implica sonido, melodía, ritmo, armonía, instrumentos y otros aspectos que, unidos en arreglos magistrales, crean ese sonido agradable al oído. De hecho, existe música creada para atender áreas específicas y por ello escuchamos hablar de música vocal, música de cámara, música escénica, música instrumental entre otras. Un idioma es un sistema creado para poder comunicarnos o expresarnos y que puede ser a través de símbolos, de manera verbal o escrita. Finalmente, el término universal también se utiliza para referirse a algo que puede aplicar de igual forma en varias otras cosas, lugares, procesos, sistemas e incluso personas. Esto me recuerda que lo más universal que veo en las tiendas son los controles remotos compatibles con cien mil marcas de televisión y el one size fit all en la ropa que «dicen» sirve a cualquier talla (JAJA).
Ahora bien, cuando juntamos los tres términos y postulamos que «la música es el idioma universal», desde una perspectiva humana, debemos comprender lo que significa. Les contaré una historia personal para hacerme entender mejor. Creo que fue para el año 2009 o 2010; que estando en la casa recogiendo, escuché en la televisión una canción que captó de forma inmediata mi atención.
WAPA Televisión estaba transmitiendo una novela doblada del idioma portugués al español y cuyo título era La Favorita. Yo quedé cautivada por aquella melodía (confieso que terminé viendo la novela) por una razón que ni yo sabía explicar. Porque aquí voy con lo interesante, los diálogos estaban doblados al español pero la canción no. De modo que aunque no tenía idea de qué decía algo en mí la recibía por sentirla sublime, romántica y agradable.
Al día de hoy puedo cantar ciertas partes (por fonética) porque obviamente no hablo portugués, pero ese es precisamente el punto que les quiero comunicar. La música me habló a través de esa canción que se titula Beijinho Doce y ahí, en ese momento, entendí que la música sí es un idioma universal. Pero lo comprendí de verdad y, desde entonces, no volví a repetir en el vacío aquello que por tanto años había escuchado. Cómo era posible que aquella canción de la que no entendía ni papa, me detuviera, apelara a mis emociones, sentimientos y me enamorara. Claro, ya saben cómo soy, así que más adelante busqué la traducción y encontré que fue un éxito de dos jóvenes que cantaban juntas como Faísca & Espoleta. Que, dicho sea de paso, resultaron ser las protagonistas de la novela, pero estaban más adultas en dicha producción.
Pero esto de que la música es un idioma universal, no es solo porque puedes sentirte apelado por la música de otro país, aun cuando no entiendas por estar grabada en otro idioma. Me explico, hay música instrumental que es capaz de estremecernos y hacernos llorar, un cantante de ópera que con sus notas te eleva el alma o canciones cuyas letras pareciera que el compositor escribió para nosotros porque traducen lo que estamos viviendo o sintiendo.
Como verán esas son otras razones, desde otras perspectivas, que ayudan a entender porqué la música es considerada un idioma universal. Pues al igual que el control remoto que funciona con el equipo electrónico sin importar la marca del manufacturero o la ropa que a todos nos entalla sin importar el tamaño que seamos; la música puede tocar a todos no importa las barreras que nos puedan separar. Y lo maravilloso es que todos podemos ser capaces de sentirla o traducirla según, y desde, nuestra realidad.