Nadie pone en duda que todas las profesiones implican sacrificio. Especialmente cuando estamos comprometidos con lo que hacemos porque queremos dar lo mejor de sí. La policía, el magisterio, el campo de la salud, entre otros, son áreas de desempeño que requieren desprendimiento para servir primero que todo.

Musicalmente hablando, muchos son los compositores, cantantes y músicos que vivieron (especialmente en antaño) de la música nada más y luego encontraron en su vida adulta diferentes vicisitudes. Al presente, no sabría decir que porciento de los intérpretes y músicos de tríos tienen como principal fuente de ingreso la música, pero asumo que debe haber alguno.

Es lamentable que personas que aportaron un legado musical importante y que dieron gloria a su tierra pasen desapercibidos. Por eso es necesario recopilar la mayor información posible y hacer los reconocimientos en vida. De este modo podremos darlos a conocer a las nuevas generaciones y hacerlos recordar a quienes alguna vez disfrutaron del talento de estos grandes artistas, músicos y compositores.

La mayoría de los artistas (del ambiente de tríos) que conozco o he conversado, tienen la música como una fuente de ingreso adicional y no como la principal. Lo cual es totalmente entendible ante el rezago a nivel de grandes producciones de espectáculos y discos, crisis económica, piratería y todas las razones que he mencionado antes en otras publicaciones. Cabe resaltar que también necesitan tener un empleo que les asegure cobertura médica y un plan de retiro.

Apoyemos al género del bolero y los tríos asistiendo a los eventos (gratuitos o con costo de entrada) dando el valor y reconocimiento que merecen los compositores y, primordialmente, comprando las producciones discográficas.  Recordemos que detrás de ese disco, además del talento de un compositor, hay muchas horas de dedicación por parte del artista y los músicos. Esto, en adición al costo de producción, distribución y mercadeo. Cuando veamos a los tríos vender sus discos en las actividades, en la medida de lo posible, adquiéranlos.   

Las canciones nos mueven el alma, nos acompañan en la tristeza y la felicidad y son parte de nuestra vida misma. Preguntémonos ¿cómo sería un chinchorreo, una fiesta, la época de Navidad, el culto, la misa y una reunión familiar o de amigos sin música? A mí me gusta hasta limpiar la casa escuchando canciones y muchas veces me he creído la mejor primera voz del mundo acompañada del micrófono de mejor calidad, la escoba. Así que valoremos el arte y respaldemos la música que tanto nos enamora, nos hace recordar el ayer y volver a soñar con un presente más bonito. Cuando una canción te hace sentir y estremecer el alma, comprar ese disco, no es un gasto, es una inversión.