Cuando resalto que la responsabilidad es de todos a la hora de luchar para que el género del bolero, así como los tríos sean protegidos en nuestro marco cultural y legal, lo hago porque estoy segura de que trabajando juntos lo lograremos. El fanático, el músico, compositor, intérprete, musicólogo y hasta las emisoras que aún programan boleros y música de tríos pueden trabajar en equipo y lograr importantes resultados. Es imperativo que haya un ambiente idóneo para formar el grupo de trabajo que les mencioné la pasada semana. Con esto quiero decir que debe haber unidad de propósito, visión de futuro y un compromiso real de gestionar todo lo que sea necesario hasta cumplir con la meta.
La selección de los miembros, diría que es el paso más crítico porque en todo grupo de trabajo, además del conocimiento en la materia que se debe tener, hace falta que se desarrolle una buena dinámica de trabajo. Debe sobresalir el bien colectivo por encima del individual, el debate cordial para encontrar consenso por encima de la imposición de opiniones y la definición de una agenda de trabajo que en verdad se pueda llevar a cabo. De nada vale que haya la buena intención y decenas de personas interesadas en ayudar si no hay organización de ideas y una propuesta bien definida.
Se debe establecer qué se quiere lograr para que haya dirección, por qué hace falta lograrlo para esbozar los argumentos y tener poder de convencimiento y asignar responsabilidades para que las cosas sucedan. Una vez logrado el objetivo, hay que asegurarse de que se lleve a la práctica. Los que amamos y hemos seguido por años el género del bolero y los tríos podemos (entre nosotros) entendernos muy bien y dar cien mil razones de por qué hay que defenderlos. Pero el reto es saber explicarlo en los foros pertinentes, tomando en consideración que no todos conocen del tema, y convencerlos. Como señalé en el primer escrito de esta serie, para mí el género nunca va a desaparecer, pero sin duda algo se debe hacer para que no siga rezagado y las futuras generaciones se pierdan de algo que ha sido significativo en el aspecto social y cultural del país.
Paralelo a cualquier esfuerzo con la rama legislativa se deben realizar otros dirigidos a la ciudadanía en general, como por ejemplo una campaña educativa. Con el privilegio de la tecnología y las redes sociales se puede crear una transmisión semanal que presente artistas, compositores, músicos y expertos en el tema. Que quienes no siguen o no saben nada del género o los tríos los puedan conocer en todas sus dimensiones. Desde su origen, compositores, historias detrás de las canciones, anécdotas, intérpretes (solistas, dúos, tríos, cuartetos) aportación de la isla en la historia local e internacional del género, qué están haciendo otros países para defenderlo, qué significó en la vida del boricua radicado fuera de la isla especialmente para las décadas del 50 y 60, por qué es parte de nuestra cultura, entre otras cosas. Claro está, todos tenemos que promover estos esfuerzos en nuestras respectivas redes sociales y los que puedan, en los medios de comunicación que se presentan.
Un pueblo educado progresa y por eso, en mi humilde opinión, no debemos enfocarnos solamente en salvaguardar la permanencia del género o los tríos mediante protección de ley. De nada servirá que esté protegido por ley si no se ve su efecto en la calle por falta de reconocimiento tanto de esta y las futuras generaciones. De otro lado, hay que elaborar una estrategia dirigida a las firmas comerciales porque, sin duda, subestiman el potencial de la audiencia que sigue el género y la música de tríos de cara al mercadeo de sus servicios o productos. También se pueden establecer alianzas con los medios de comunicación, pero es necesario que todas las iniciativas respondan a una estrategia concreta para estar enfocados y ser efectivos.
Asimismo, los tríos deben (como he mencionado en otras publicaciones) atemperarse a los tiempos e insertarse en las nuevas tendencias sociales y tecnológicas para capturar más audiencias. Hay que renovar repertorios con canciones más recientes y conocidas por las generaciones que queremos atraer y, por supuesto, nuevas composiciones. Esto no significa que no se interpreten los éxitos de siempre porque jamás dejarán de ser las canciones favoritas y la esencia de esta música. Pero los años pasan y con ello muchas otras cosas y se hace imperativo unirse al proceso de vanguardia si queremos que las cosas cambien de forma positiva.
Solo he mencionado algunas de las tantas ideas que tengo y seguramente tú, que me lees en este momento, tienes otras veinte ideas que se pueden realizar y hasta mejores. Pero hay que reflexionar y decidir si existe la voluntad para comenzar a organizarse y trabajar. Les dejo esa preocupación reiterando que estoy a sus órdenes para lo que pueda ser útil aun desde la distancia. Sin embargo, en mi carácter personal, seguiré llevando el mensaje porque, de nuevo, la responsabilidad es de todos.